Donde reina la deseperación el loco es el rey.

La Academia del Cine de EEUU debería meter en una bolsita todos los Oscar de esta edición y dárselos a Joker. Así, sin más. Pa ustedes. Para el increíble Joaquín Phoenix. Para la banda sonora. Para el guión, el montaje, la fotografía. Para Joaquín Phoenix. Sí, otra vez y otra y otra.

Se respiraba la expectación en la sala. He de reconocer que hacía años que no veía una sala de cine tan abarrotada. Llena hasta los topes. Anuncios, palomitas. Comienza.

Arranca la creación de algo que, no es que pudiera pasar, es que está pasando. Entonces se entabla una conversación entre tu mente y el Joker… QUE YO QUÉ SÉ. Hubo un momento en que toda la piel de mi cuerpo se erizó. ¿Cómo se puede transmitir tanto a través de una pantalla? Porque se sale de ella.

Pena, tristeza, sorpresa, vergüenza, compresión, ira, risa, dolor, admiración, miseria.

Cómo explicar en un momento, en una imagen, el porqué de tantos descalabros humanos. Entender por qué hay personas que vieron -y ven- en auténticos desequilibrados su liberación.

No es por la personas. Son sus circunstancias las que hacen que un clavo ardiendo sea su única tabla de salvación. Mis circunstancias. Las tuyas. Las nuestras. No nos creamos tan listos -como nos pasa siempre- para pensar que a nosotros no.

Juzgamos y pasamos por encima de otros por sus últimos actos, por su última imagen. Como si eso, algunas veces, no fuera consecuencia de algo anterior, sino de situaciones aisladas que surgen porque sí. La maldad también existe. Y la lerdez. Pero ese es otro tema.

Todos consumimos crueldad. Esos programas en los que sacan a personas enfermas, que se nota a legua que lo están, y aún así las llevan porque sus circunstancias, sus formas ridículas, dan audiencia. Me doy asco. Pero nunca más. NUNCA MÁS.

Quitarle a un enfermo mental su medicación porque «no hay recursos» para mantener los costes sociales no solo tiene consecuencias para el enfermo, sino para toda la sociedad. Pero nos dividen, nos hacen creer que estamos por encima, cuando TODOS convivimos en un mismo lugar y el bienestar de uno repercute en el del resto.

Ninguno de nosotros está libre de la locura o de la enfermedad. De hecho, casi todos nosotros pasaremos por alguna de ellas. Entonces nos daremos cuenta de lo crueles que hemos sido cuando hemos juzgado a esa enferma de Alzheimer que nos mira y no nos ve porque está perdida; cuando perdemos la paciencia con ese hombre que va por delante nuestra en la calle y anda muy despacito porque el Parkinson o un derrame cerebral no le deja dar pasos más grandes y ligeros.

¿Quién es ahí el hijo de puta, el sádico, el desalmado? ¿Joker es el desalmado? ¿En serio?

«No creo que mi muerte me cause más dolores que mi vida». Declarar que no se ha sido feliz nunca, JAMÁS, ni un puto segundo. Ser consciente que -de seguir así- todo continuará igual. ¿Puede haber mayor angustia que esa?

Saberte triste, saberte enfermo, saberte una mierda que no importas, saberte invisible con un sufrimiento que no lo es, pero que A NADIE le conviene siquiera intuir. Hasta que A NADIE le estalla en la cara. Y NADIE se convierte en MUCHOS que molestan a unos POCOS. Y esos POCOS se ponen entonces manos a la obra para que MUCHOS vuelvan a ser NADIE. Y así por los siglos de los siglos.

Y entonces, de vez en cuando, pasan cosas que NADIE entiende.

Donde reina la desesperación el loco es el rey.

Puedes ayudarme a cumplir mi sueño de publicar mi primera novela realizando una microdonación en https://paypal.me/ioescritora?locale.x=es_ES o realizando una suscripción mensual de 2€ o 5€ en https://patreon.com/ioescritora
De ambas maneras estarás contribuyendo. Gracias infinitas.

4 comentarios

  1. Fui a verla, con cierta curiosidad, ya que trabajo con enfermos mentales, y…¡¡¡JODER!!!!!, sali del cine con uuna sensacion de familiaridad, en algunos de los pacientes que en ocasiones atiendo, escucho, hablo…en muchos de ellos estaban los gestos, las miradas del protagonista.
    Pelicula inconmensurable.
    Genial articulo el tuyo.

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario