Quizás, solo quizá…
En algún momento los quizás se convierten en certezas o imposibles. Lo que antes era probable ahora simplemente es. Lo que nos parecía lejano ahora está encima de nosotros. A veces son cándidos; otras, como una apisonadora.
En esta semana en la que se cumple un año del frenazo más brutal de mi vida, he aprendido a no dejarme llevar por esa creencia limitante que me obliga a pensar que debo estar más triste, o acordarme en demasía, o sufrir excesivamente en estos días. Como si no estuviera presente en todas y cada una de mis jornadas. No estoy muy segura de dónde viene esta creencia, pero tengo ligeras sospechas de que las telenovelas que tanto me gustaba autoinfligirme de adolescente tienen algo que ver: cuanto más sufres, cuanto más drama, mayor es tu dolor y más grande el amor hacia esa persona o esa situación.
Si no sufres como una condenada es que en realidad te importa poco o nada. Hay que ir hasta bien arriba de sufrimiento, que se note en las ojeras, los ojos hinchados, el arrastrar de pies, la tristeza supina en tu mirar y tu andar. Que los demás vean lo mal que estás, que puedan observar esa demostración de amor; enfermedad, diría ahora. Sí, las telenovelas y demás basura tóxica me han llenado el subconsciente de paquetitos bomba que no deberían estar ahí y que estoy desconectando con sumo cuidado. Porque no soy yo, aunque obviamente no son las únicas responsables.
Yo no soy ese personaje que se queda ciego de sufrimiento, tampoco soy una persona con sed de venganza para hacer pagar el daño que otros, queriendo o no, pudieran hacerme. No soy esa mujer de múltiple personalidad que necesita desdoblarse para que la quieran.
Ahora sé que no estoy por la labor de malgastar mi preciado y -siempre- escaso tiempo: prefiero invertirlo en sentirme bien, en recordar los buenos momentos. No se trata de negar los malos, sino de aceptar que ya pasaron, agarrar el aprendizaje y soltar lo demás; ya cumplieron su función. No se trata de tirar, se trata de escoger lo que quieres, ya sea física o emocionalmente.
De nada sirve quedarme regodeándome en el dolor. Camino por la calle, llena de personas que también han perdido a seres queridos, que han sufrido o sufren enfermedades, que simplemente no tienen un buen día o que se levantaron felices, en coherencia consigo mismas. Sí, las cosas buenas están para hacernos sentir bien; las malas experiencias para aprender, generando al final provechosas y oportunas evocaciones. Una amiga me lo decía esta semana: «con el tiempo, queda un bonito recuerdo. Aunque a mí me ha costado diez años».
Cuando los quizás se convierten en imposibles. En realidad hay pocas cosas que lo sean en sí mismas: mientras se está vivo, en este plano al menos, todo lo que está al alcance de nuestra percepción puede ser.
De hecho, estoy pensando y no se me ocurre ningún imposible. Irme a la Luna. Ahora mismo, en este exacto momento, sí: inalcanzable. Pero quién sabe.
Ganar el Premio Planeta. Ahora mismo, en este momento exacto, no puede ser. Pero quién sabe.
Publicar mi novela. Ahora mismo no, la estoy escribiendo y sí, será, salvo catástrofe nuclear. Hace un año hubiera dicho «pero quién sabe», la idea hubiera seguido pululando, pero nada más.
Acaso si nos hubieran explicado que podríamos contactar con personas desde la otra punta del mundo, en directo, hace veinticinco años, nos hubiera parecido viable. O que estaríamos confinados más de dos meses e iríamos con mascarilla, a más de cuarenta grados porque una pandemia planetaria asolaría nuestro seguro y aséptico primer mundo. Si esto último nos lo hubieran dicho hace un año, hace seis meses, hubiéramos soltado una inconsciente carcajada y afirmado categóricamente: «Eso es imposible». A boca llena.
Sí, me encantaría ir a la Luna, ver la Tierra pequeñita desde la inmensidad; en cuanto al Premio Planeta, es algo que está ahí, que existe, pero nada más. Es una hazaña para soñadoras. Como yo. Pero quién sabe.

Puedes ayudarme a cumplir mi sueño de publicar mi primera novela realizando una microdonación en https://paypal.me/ioescritora?locale.x=es_ES o realizando una suscripción mensual de 2€ o 5€ en https://patreon.com/ioescritora De ambas maneras estarás contribuyendo. Gracias infinitas. |
Qué bien te piensas.
Me gustaMe gusta
😊😘
Me gustaMe gusta
¡Cuánta razón tienes y cuánta falta nos hace desaprender ciertas enseñanzas de la sociedad y aprender a valorarnos y conocernos! Espero que sigas soñando a lo grande. Saludos 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias por tus palabras, «lavie». Un abrazo 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona