Estoy COMO-UNA-MOTO. No puedo parar de pensar en cómo hacer, qué hacer, logística, aprender, leer, redes sociales… Todo un mundo ante mis ojos, y no puedo dormir. Son las 3:01 de la madrugada. Y ya he pensado, casi sin querer, la nueva portada del blog.

A veces Instagram me descoloca, para bien. Seguramente sea una pamplina, pero ver que Paco León ha visto mis stories sin siquiera haberlo etiquetado me ha dejado con las calandracas temblando. Ya no solo porque sea Paco León, sino porque esto me hace ver que quizás no estoy tan loca y que las posibilidades, aunque difíciles, existen.
Soy consciente de que seguramente a todos os habrá pasado, que alguna vez alguien conocido o famoso haya visto vuestras stories, pero qué queréis que haga. Soy nueva por estos lares y estas cosas me emocionan porque me dejan entrever que nada es imposible.

No me gusta el «famoseo» ni soy amiga de todo lo que conlleva, sé que no me sentiría cómoda, no es mi rollo; jamás le he pedido a alguien que admire una foto porque me da muchísima vergüenza y esta va in crescendo conforme más grande es mi admiración por la persona en cuestión.
Recuerdo una vez que vi a Juan Echanove y por poco no me da algo, pero fui incapaz de acercarme. No porque piense que son inalcanzables, ni dioses, ni nada por el estilo, sino porque NO QUIERO MOLESTAR.
No me gusta importunar y solo el hecho de pensar en hacerlo, y encima a alguien que admiro -sea famoso o no- es algo que no puedo tolerar. Ahora con las redes es «más fácil». Puedes escribirle, si se da el caso. Doy por sentado que no contestará y siento la tranquilidad de que como la persona tiene la libertad de hacerlo o no, no estoy incordiando.
Además… Una foto… A ver, una foto está bien, mola, pero a mí lo que me gustaría hacer con las personas que admiro es tomarme un café, charlar un ratito, sentir que formó parte de mi vida durante unos breves momentos, al menos.

La imagen está bien, pero los momentos son los creadores de recuerdos, que son lo único que nos pertenece de verdad. Puedo tener el recuerdo de una foto con alguien, pero si no hay nada detrás es un recuerdo vacío. Para mí lo es.
Sí, me tomé una foto con mi adorado Punset, con el que hablé un poquito y escuché en una conferencia durante una hora y media. Está la foto y el disfrute de haber compartido tiempo, espacio y elucubraciones con una maravillosa y excepcional persona. Y si perdiera la foto algún día, cosa que no voy a negar que me entristecería, siempre tendré el recuerdo de la vivencia que, aunque breve, formará ya parte de mí forever and ever.
Cada uno decide qué es importante en su vida, o así debería ser. Las redes sociales están muy bien, pero si solo vives para mantenerlas activas te estás equivocando de cabo a rabo. Vamos, digo yo.
Utilizarlas para divertirte, hacer el chorra, promocionarte, crear contactos -que antes parecerían inalcanzables- y que, al fin y al cabo, formen parte de tu vida no está mal. Es algo que existe y que, según parece, se va a quedar por largo tiempo. Es un instrumento más, como antes lo era apuntarse por carta a un club.
La diferencia es la inmediatez, la rapidez. La cantidad de posibilidades que eso te ofrece; pero no te engañes, te roba tiempo si al final no haces otra cosa. Si en lugar de usarla, te usa. Si en vez de ser un instrumento más en tu diversión y/o trabajo resulta finalmente que la herramienta eres tú.

Son las 3:37 de la mañana. Quizás ya pueda dormir. Creo que me he quedado más tranquila, quizás también por las dos valerianas que me he endiñao. Mañana será un buen día: iré a ver la obra El coronel no tiene quién le escriba.
Y el sábado lo espero CON EL CORAZÓN AL TROTE y una emoción que se me sale por los poros: por fin iré a Sevilla al Taller de escritura digital de Sol Aguirre, Las claves de Sol. Mi mentora, sin que ella tuviera intención ni conocimiento de ello; a la que sigo desde prácticamente sus comienzos, la me inspira y me anima para seguir sus pasos porque todavía no tengo muy claro por dónde camino: sus huellas me sirven de guía.

Por fin todo empieza a tomar color y forma. Por fin tomé las riendas y no hay ninguna voz interior que me grite que qué coño estoy haciendo. Por fin en paz.
Por fin Yo, Escritora. IoEscritora.

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Deseando ver qué se le ocurre a esa cabecita!! Sigue así, queremos más.
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Aiiinnnssss👏👏👏👏❤❤😊
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