Amanecía el día de la Final del Falla y parecía el fin del mundo: un bastinazo de temporal, llamado Karlotta, hacía presagiar un comienzo de nuestra Fiesta pasada por agua y viento, mucho viento. Y mucha agua.

Yo, que soy muy de señales, lo interpreté como una de ellas. Recuerdo que pensé: «A los que ya no están en esta dimensión, pero nos vigilan desde las alturas, no les está gustando nada el rumbo que están tomando los Carnavales y, mosqueaos, nos mandan esta mierda de tiempo».

Sí, en Cádiz no hay Carnaval, sino Carnavales, porque hay dos… Tres, en verdad: el Falla, la Calle y los Jartibles.

Me acuerdo que este año, antes de que arrancara la primera sesión de Preliminares, compartí -de nuevo- el famoso video de Juan Carlos en el que le preguntaban por el Concurso y él contestaba: «El Concurso está pa que le den por culo y por año peor…» Pues eso. Que no se equivocó; ojalá.

Mi opinión como aficionada es que, salvo escasas excepciones, echo de menos en el Concurso al Carnaval de aquí: irreverente, grotesco, crítico, golfo, cargante; maleducado, pero con gracia; a veces chabacano, pero elegante.

Eso es el Carnaval de Cádiz. De Cádi, sí. Que por mucho que todo el mundo sea bienvenido, que no se olvide nadie que la Fiesta es nuestra, que pareciera que tenemos que pedir perdón porque el Jurado de turno no pase a la Final a ninguna agrupación de fuera de la provincia. Señores, que ya se quedaron fuera en 1986 Los cubatas de Paco Rosado, y en el 97 no pasaron Kadi City de Juan Carlos Aragón y De Plaza en plaza del Yuyu, por poner tres ejemplos pavorosos. Aquí se viene ya llorao; que esto es Cádi, y aquí hay que mamar.

Pues eso, como decía, llegó Karlotta, que embistió el primer fin de semana al completo, pero se ve que por ahí arriba quieren tanto como por aquí abajo a Juan Manuel Braza Benítez «el Sheriff», porque se dio una tregua perfecta para que el Pregón pudiera lucir tal y como lo había preparado, con San Antonio a rebosar.

«¡Qué pooorquería, io!».

Y con esto pasamos al segundo Carnaval, la Calle. «¡Qué bonito, qué bonito…! ¡Qué bonito está mi Cádi…!»

La Calle son agrupaciones: del Falla, callejeras, romanceros, coros en la Plaza, chapas y libretos; en tablaos y a pie de calle; papelillos y serpentinas, bateas. Pasacalles. Y vino, pero que «se bebe a trago corto, para que se convierta en sangre del chirigotero».

Y ahora aclararé la frasecita que escribí más arriba de «todo el mundo sea bienvenido» con un verso del pasodoble de Los Millonarios (al que ya he hecho alusión justo al final del párrafo anterior): «Y al que te venda condones, con martillos y antifaces, no lo voy a dejar que pase de Cortadura a Puntales». Así debería ser, tal cual. El carnaval, nuestro Carnaval, el de Cádiz, no es reggeaton, ni macrobotellones; no son conciertos, ni DJ’s. Eso se hará en otros sitios, o no. Ni lo sé, ni me importa.

Lo que sí sé y me importa, y me duele, y mucho, es lo que es el Carnaval de mi ciudad: «no es una fiesta más, ni una feria de tantas, es un modo de estar de la gente de Cádiz».

Y desde luego no es esta explosión insana de gentes que, desde hace años, sólo vienen a emborracharse y que, además, es pan para hoy y ruina para mañana. Porque cuando nuestro Carnaval deje de ser lo que es (que ya está dejando de serlo), nosotros nos quedaremos aquí, con cara de tontos y mucha pena por lo perdido.

Los foráneos que aman nuestra Fiesta ya no vendrán, porque ya no será diferente ni singular y, consecuentemente, todas esas patuleas a las que vendimos nuestro tesoro más preciado y que recorrían como zombies la ciudad, buscarán otro lugar al que ir de botellón cuando lo de aquí ya no les parezca atractivo. Y les dará igual: les importa un carajo nuestra Fiesta, porque ni saben lo que es, ni les interesa. Son otro tipo de público, ni mejor ni peor, pero que es totalmente indeseable para el Carnaval de Cádiz. Sin embargo, mientras se les siga ofertando el tipo de fiesta que buscan, con la música que acompaña y la permisividad de hacer lo que les dé la gana, pues seguirán viniendo. Un ejemplo: en San Fermín, en el Chupinazo, no se puede entrar con botellas en la plaza del Ayuntamiento; ponen policías en todos los accesos y sanseacabó. Eso es lo que hay.

No me imagino haciendo conciertos de rock o trap en Semana Santa, porque «como hay mucho público» tiene que haber de todo. Esto va de la mano del miedo a poner límites, porque algunos se creen que si en la semana de Carnaval sólo hay Carnaval no va a venir nadie, cuando es al revés. Lo que nos lleva a lo de siempre: no valoramos lo que tenemos ni lo que hacemos. ¡Cádi, quítate el síndrome de la impostora ya!

Y los jóvenes de la ciudad… Se van a quedar en casa pasaomañana… Saldrán y se pondrán a cantar, como hacíamos nosotros; y lo mismo terminan sacando una caja y un bombo como se hacía antes. Algo precioso, nuestro, y que se perdió debajo de kilos y kilos de basura.

¿Y los conciertos? De Carnaval. Lo que se les paga a otros artistas que se quede en la ciudad. Lo natural: en un concierto de música clásica no va a salir Quevedo cantando su Quédate; en un Festival Indie no van a cantar los Backstreet Boys. Los DJ’s y conciertos varios para verano. ¿Carpa? De Carnaval. Con agrupaciones en directo o grabaciones. Con batallas de serpentinas y papelillos, al ritmo de la caja y el bombo… Se pueden hacer mil cosas bien hechas, sólo hay que hablarlo y querer hacerlas. Que las ilegales no se tengan que ir de la calle los sábados porque es imposible cantar.

Ya sólo queda por venir el Carnaval Chiquito… Esperemos que podamos pasarlo como el recién pasado Domingo de Piñata, donde (aunque todavía quedaban forasteros) sí se respiraba Cádi Cádi. Recuerdo que exclamé: «¡Ahora es cuando se está bien aquí!», como ya diría el Selu a la orillita de la playa.

Así que, resumiendo, si vas a venir a nuestros Carnavales sólo a emborracharte/dar por culo, no vengas. Si no vienes a escuchar, a reír y a respetar, no vengas. No vengas. NO VENGAS.

Y si lo intentas, que sepas que no te vamos a dejar entrar «de Cortadura a Puntales». Porque yo sí «creo en la vida eterna de los Carnavales».

*La imagen de la portada está sacada de @fotos_de_carnaval_de_cadiz en Instagram.

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