He quedao con Angu pa í de compra navideña y la veo aparecé acelerá entre la gente, resoplando bajo la mascarilla: viene como una moto. Necesita una copa de aní y un mantecao de chocolate como er comé.
Siempre le pasa en esta fechas porque entre í de tienda, los amigo y la familia que vienen a pasá las fiesta, los encargo, los regalo y er propio ambiente navideño, se pone negra como er tizón.
—Estoy estresá perdía —me dice como saludo, cargá de borsas y con losojo mu abierto, redondos como amarguillo. —Todavía me quedan por comprar algunas cosa y está tó lleno de gente por tos lao.
Encima este año: entre la pandemia, la mascarilla, er miedo ar viru,
los cambios de horario y ese largo ecétera que todos sabemo,
está la pobre arrastrándose por la calle de las ansiedade.
—A vé, ¿qué te queda por comprá? —le digo pa que se centre.
—Pueeee una bata de guatiné, dos libro y un bote de arcaucile que ma encargao mi tía.
—¿Solo eso? No te queda ná, venga vamo por la bata, que hoy acaba las compra y despué nos vamo a mi casa a darle a los mantecao de chocolate con un té de canela.
—Der tirón —respira Angus aliviada.
Con to las compra hecha a las puerta de las celebracione navideña, nos dirigimo a mi casa a pegarle fuerte a las delicia de estas fecha.
—¿Quiere un té o prefiere una copita de aní? —sugiero intuyendo la respuesta.
—Aní, a vé si así me relajo un poquito. Ojú, Lola, es que entre pito y flauta no he podío hacé casi ná de trabajo en estos día, to los año me pasa iguá.
—Pero a vé, Angu, ¿no lo sabe ya, que estas fecha son mortale pa hacé cualquier cosa? Relájate, porque este año no ta cogío ni vacacione hija, tómatelo con tranquilidá, que a las letra no les van a salí patas. ¿Qué va escribí ahora, como tiene er molondro, la carta a los Reye Mago?
Angu le da un buche a la copa de aní y suspira, lanzándose sobre la caja de mantecao. Le pregunto si quiere que ponga argo de musiquita y me dice que sí, pero que ni se me ocurra poné er «puto villancico de la María Carey, que está hasta el potorro de escucharlo». Cuando mi Angu se pone fina, no hay quién laga sombra.
Pongo Mecano de fondo, que sé que le gusta,
y terminamo cantando «El peón del rey de negras».
Me vengo arriba y busco un concierto en Yutú y lo pongo en la tele.
Cuando vemo esa cantidad de gente junta desgañitándose,
las dos nos miramo y nos ponemo a llorá.
—Esto é una puta mierda, Lola, ¡estoy jarta! Mira, mira tor mundo ahí apegotonao… ¿Cuándo podremo volvé a viví eso? ¿Porque lo podremo volvé a viví, no? —me pregunta, como si yo trabajara en er Cesí, de consejera der caraviru o en la Nasa.
—Claro que sí, cuando meno nos demo cuenta estamo así otra vé… —le miento descaradamente, porque no quiero que se vaya peó de lo que llegó.
De pronto veo que Angu saca losojo por encima de las gafa, como un polluelo cuando alarga er pescuezo piando por comida, y veo que se queda mirando fijamente a la ventana que tengo a mi esparda, mientra su cara va cambiando de coló, der blanco ar tranparente, pasando por el verde menta.
—Dime que tiene a la secreta de los Meninblá trabajando en la oficina de la Junta daquí enfrente, por favó.
A mí se me ponen los pelo como escarpia y me voy girando mu desapacito,
porque en verdá no quiero vé lo que mis carne me advierten que puede sé.
Efectivamente, no é que el aní haya hecho estrago en la mente de mi amiga,
sino que hay tres nota vestidos de blanco de arriba abajo, con escafandra,
dándole un flete a to la planta, que está con las ventanas abierta de parenpa.
—Me cago en er covid y en to la puta madre que lo parió —es lo primero que sale de mi boca.
—¿¿¡¡Y ahora yo qué hago!!?? —me pregunta Angu a punto de desfallecé.
—¿Que qué hace de qué?
—¿Y si cuando sarga a la calle lo cojo? Que tu casapuerta está justo enfrente…
—A vé… Tú ponte la mascarilla, como siempre, y sale rapidito que no pasa ná… ¿O te va quedá a viví aquí?
—No, no , qué dice… Pues me voy a í ya… Que se ma cortaol cuerpo…
—Venga, anda, ¿quiere que tacompañe?
—No, no… Ten mucho cuidao, Lola. ¡Y no vaya abrí las ventana del salón, por tu mare!
—Queee nooooo. Venga anda, que no te va pasá ná.
Angus se va. Yo me quedo en casa, pensando en er concierto, en las marabunta de gente de compra navideña y en la oficina de directivo de la Junta, que lleva vacía desde que er coronaviru aterrizó… La estarán preparando pa la reincoporación de los pece gordos que beben en el río… Ya podían haberse esmerao iguá en las residencia de anciano…
Puto mierdaviru de los cojone…
Puedes ayudarme a cumplir mi sueño de publicar mi primera novela realizando una microdonación en https://paypal.me/ioescritora?locale.x=es_ES o realizando una suscripción mensual de 2€ o 5€ en https://patreon.com/ioescritora De ambas maneras estarás contribuyendo. Gracias infinitas. |
Deja una respuesta