A estas alturas de la película ya todos sabemos cómo ha ido el año 2020.
Nos han repetido hasta la saciedad todo lo que no podemos hacer, desgracias contadas al minuto, la debacle económica a nivel mundial, en nuestro barrio o ciudad; la mascarilla hasta en la sopa y demás mierdas por lo que este año coronavírico será simplemente inolvidable.
Y yo que -como el resto de la humanidad común- estoy hasta el mismo y más allá de toda esta sarta de verdades y bulos que escuecen, me dispongo a elaborar una lista de cosas buenas que este fatídico año no nos haya robado, y que publico con la intención de que la resiliencia y el optimismo haga acto de presencia, aunque sea un poquito, aunque sea un ratito, mientras me leéis.
Allá va lo bueno del año 2020:
- Tengo salud. Sí, ya, es manido, pero es que es la pura verdad. Sin salud, queridas y queridos, no hay nada más y no podría continuar con esta lista.
- La gente que quiero está sana. Porque si hay algo peor que no estar sana una, es que no lo estén las personas de las que te rodeas.
- He afianzado amistades preciosas. Yo, que pensaba que ya a esta edad estaba tol pescao vendío en cuanto a estos afectos. Prometen y soy muy feliz por ello.
- No me he separado. Viendo lo que hay por ahí, es casi un milagro. Y no solo que mi pareja y yo sigamos juntos, sino que, después de tantos años, continuemos teniendo tantas ganas de pasar tiempo uno al lado del otro. El confinamiento en ese sentido fue un regalo. Ojitos de amor.
- Mi pequeña comunidad instagramera. Creciendo muy despacito, pero de manera coherente y siendo fiel a lo que soy. He descubierto todo un mundo lleno de personas maravillosas, dispuestas a ayudar, a reir y, en definitiva, a vivir e intentar ser felices mientras se pueda, sin unicornios, con la realidad tal cual es.
- Mi hermano ha vuelto de las antípodas para quedarse. No hace falta decir nada más en este punto.
- Me he dado cuenta de que antes del COVID iba poco a bailar, a cantar al karaoke y a conciertos en los que darlo todo. En lo que mi economía me permita, no me pienso perder ni una.
- He recuperado mi afición a la lectura. No es que antes no leyera, pero no lo hacía tanto como me hubiera gustado. No sé cuántos libros me he leído este año, aunque me siguen pareciendo pocos.
- He vuelto a amar como nunca el mar. Siempre había sido algo que estaba ahí, pero que jamás aprecié, quizás por su cercanía, siempre presente. Ahora necesito respirarlo a cada momento. Me he dado cuenta de que forma una parte indispensable de mí.
- Las visitas del blog han crecido un 127% con respecto al año pasado. GRACIAS.
- Tengo un techo sobre mi molondrón y una cama cómoda y calentita en la que acostarme cada día. Antes también, pero no era consciente de lo afortunada que era.
- Nada de lo que hago ha dejado de gustarme. Sigo amando escribir y que me lean: que mis textos pasen a ser de las personas que los leéis.
- Doña Angustias Ansiedades y compañía han nacido este año.
- Me siento agraciada por no haber sufrido esta pandemia cuando tenía veinte años. Y por tener veinte años hace veinte años: por salir todo lo que quise; solo con teléfono fijo, sin redes sociales ni Spotify, escuchar Los40 hasta que ponían MI CANCIÓN para grabarla; bailar hasta el amanecer, comer churros por la mañana, cuando el rímel ya se había volatilizado de mis pestañas. Ir de cotillón, ponerme todo el brillibrilli que encontrara; pasar toda la noche del sábado de Carnaval cantando abrazada a mis amigas, ir el Domingo de Piñatas a la Carpa.
- El chándal/los leggins. Si este año nos ha descubierto algo fabuloso ha sido que podemos ir en chándal o en mallas e ir monísimas. Calentitas, cómodas y on fire. Vivan los tenis, las botas sin tacón y los calcetines por fuera, que además son preciosos que te mueres. Los tobillitos al aire son para el verano.
- He sobrevidido a este año con más gloria que pena, haciendo un esfuerzo porque la segunda no se adueñara de mí. Y así ha sido. He decidido darle el hueco necesario a la tristeza, pero no he permitido que se expandiera dentro de mí y me ocupara por completo. Mi padre se reía mucho conmigo, y eso es que lo quiero aportar a los demás: alegría.
Y bueno, no acabaré la lista con aquello de con esto y un bizcocho porque este año estamos jipatos de dulces y panes: mis lorcitas dan fe de ello. Solo espero que este inventario de cosas buenas de este mierdiaño del año 2020 os alegre lo que queda de él y os anime para empezar el 2021, con toda la ilusión que tenemos dentro de nuestros cuerpecitos azucarados.
Mucha salud, mucha fuerza y a soñar, que es gratis.
Puedes ayudarme a cumplir mi sueño de publicar mi primera novela realizando una microdonación en https://paypal.me/ioescritora?locale.x=es_ES o realizando una suscripción mensual de 2€ o 5€ en https://patreon.com/ioescritora De ambas maneras estarás contribuyendo. Gracias infinitas. |
Muy necesario el gesto de recapitular las cosas positivas de este año, a pesar de todo lo que nos pasó. Saludos y feliz 2021!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias por tu comentario… ¡Y feliz 2021!
Me gustaLe gusta a 1 persona