¿Por qué la película Blonde me ha parecido una reverenda mierda, a pesar de la espectacular interpretación de Ana de Armas? Iré por partes, que si no me disperso.
La novela homónima en la que se basa esta película es eso, una novela.
La autora -Joyce Carol Oates- aclara desde el principio que, aunque se basa en la realidad de Norma Jeane para escribirla, se ha tomado numerosas licencias a la hora de crear su obra. Tengo el libro, todavía no leído pero, por lo que sé, aunque no sea fiel 100% a la vida de la actriz norteamericana, propone una visión de ella bastante aceptable. Nada que ver con la película que vi ayer por la tarde, que llevaba esperando tanto tiempo y que, no solo me decepcionó, sino que me indignó hasta límites insospechados.
Ni rastro hay en esta cinta de la ambivalencia de Marilyn: su vulnerabilidad y fortaleza, su inocencia y su sensualidad.
Nada hay de su luz.
Y no por error interpretativo de Ana de Armas: repito que su actuación me parece maravillosa. Pero con ese guion y esa caótica narrativa, demasiado ha hecho.
Pretenciosamente, se intenta hacer arte solo desde su dolor, presentando a una Marilyn -otra vez- tonta, casi mojigata, vapuleada, arrastrada y humillada. Nada hay de la utilización que ella misma hace conscientemente de su sensualidad para entrar en la industria -a lo caballo de Troya-, de su inteligencia; nada de sus ganas de aprender y mejorar, de las clases de baile e interpretación que tomó desde sus inicios; nada de la devoradora de libros que fue, no solo de hombres; nada de la primera mujer que creó una productora para poder hacer con su carrera cinematográfica lo que le diera la gana. Nada de su activismo político; ni de su asistencia a terapia, para intentar gestionar y colocar todo ese batiburrillo de emociones que desde niña le atormentaron. NADA.
Desde el principio se parte de una idealización de la figura paterna, padre al que nunca conoció y que, aunque sí es cierto que esa falta le acarreó parte de sus problemas mentales, se presenta de una manera extraña, con una narrativa falaz y poco creíble. Ni una referencia a su primer matrimonio. Su entrada en la industria es únicamente argumentada con una violación. De sus otros dos maridos no se cuenta nada de interés: ni una referencia a que ninguno de ellos supo entenderla, solo obnubilados por su apariencia externa. Nada sobre su lucha por no encasillarse en papeles superficiales, a lo que solo se alude una vez y no en boca de ella, sino de su segundo marido, Joe DiMaggio, antes de apalizarla.
Sus numerosas escenas con el torso desnudo carecen de sentido (una de ellas -en la única que sale con un libro- aparece así), dando protagonismo absoluto a su cuerpo, manejado exclusivamente por los demás -todos hombres, obviamente- como un trozo de carne. Ni una explicación de las fotos en las que sale desnuda, realizadas en 1949 por el fotógrafo Tom Kelley, apareciendo una de las fotografías en el primer número de la revista Playboy (1953). La industria le exigió a la Monroe que renegara de ellas, diciendo que era una chica que se le parecía, pero Norma Jeane se negó a hacer tal cosa: no tenía por qué negarlas. Tampoco nada de esto aparece en la película.
Marilyn sufría de endometriosis, por lo que padecía una reglas dolorosísimas y abortos espontáneos.
Lo que se ha hecho en la película sobre estos episodios es… Para mear y no echar gota. La cámara se introduce, en varias ocasiones a lo largo de la película y de manera obscena, en su útero, que contiene un feto de semanas, pero que aparece totalmente desarrollado, con una voz en off infantil que le habla, llamándola poco menos que asesina. Bastante traumático es un aborto, sea espontáneo o no, como para encima culpabilizarla de esta manera aberrante y vergonzosa. Panfleto denigrante se queda corto.
La escena que se lleva la palma, por horripilante, innecesaria y asquerosa, es la de la felación forzada a Kennedy, en pantalla grande además. Humillante, vomitiva. Imposible añadir nada más.
Esta película está sacada directamente de las partes pudendas de su director, no cuenta absolutamente nada, y da la misma visión -más repulsivamente desarrollada- que durante décadas se ha querido dar de esta espectacular mujer. Porque Marilyn Monroe era compleja, como todo genio femenino: por sus luces, sus sombras, sus problemas mentales, su talento, su valentía, sus ganas de aprender y de luchar, en una industria manejada únicamente por hombres, como el resto del mundo de aquel entonces.
Por supuesto, y sintiéndolo mucho por el elenco y -en especial- por Ana de Armas, no recomiendo que se pierdan casi tres horas en ver esta bazofia. Sin embargo, sí que sugiero El misterio de Marilyn Monroe: las cintas inéditas, de la misma plataforma que esta película, por la que casi me llevan los demonios ayer. En este documental sí se ve a Marilyn, a Norma Jeane, y no una repetición retorcida e inmunda de lo que pudo ser su oscuridad. En Blonde falta toda su luz, que era mucha e inspiradora. Falta el testimonio de Norma Jeane Baker. Falta Marilyn Monroe.
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Nada más que añadir 👌🏽
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Gracias😊
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